21 de septiembre de 2014

Detalles del Caso Hernando Rangel Moreno

En el Banco Magdalena, un municipio del Magdalena colombiano, donde Hernando Rangel Moreno trabajaba como periodista y director de las publicaciones Magdalena 30 días, Sur y Región, se esperaba, como todos los días, la noticia de un asesinato......

Por el pueblo corría el rumor sobre la existencia de una lista para ejecutar a los organizadores de un paro cívico en contra de la administración del alcalde Fidias Zeider Ospino. La amenaza decía: “a los cabecillas del paro hay que darles balín”.
Los rumores arreciaban y el 8 de abril de 1999, Fernando Pisciotti, organizador de la protesta, dirigió una carta al alcalde donde le advertía sobre un posible atentado y lo responsabilizaba de lo que pudiera ocurrirle.
Días más tarde, la historia sobre la lucha por el poder en el Banco de Magdalena cobró una vida, la del periodista Hernando Rangel Moreno. Aunque el pueblo estaba acostumbrado a sus muertos (en 1997 asesinaron al alcalde Cálix Martínez) el crimen de Rangel, el 11 de abril de 1999, estremeció los cimientos locales.
Rangel era abogado de profesión. Estaba casado y tenía dos hijos. Se desempeñaba como periodista independiente. Desde los primeros días de enero de 1999 venía promoviendo un paro cívico contra la administración local. No era nuevo que Rangel alentara protestas y paros cívicos a través de los editoriales en sus periódicos. Lo nuevo fue que lo mataron 24 horas antes de que se realizara el paro que promovió contra el alcalde Fidias Zeider Ospino.
El periodista había sido afecto a la corriente política del alcalde. Ospino le había financiado una publicación y preparaba la segunda sobre los logros de su administración. La última circuló, según datos de la Fiscalía General de la Nación, en diciembre de 1998 y costó 3.000.000 de pesos (US $ 1.685,).
En su publicación Región, Rangel tituló en primera página: “Profunda Crisis en el Municipio”. El alcalde respondió “No soy responsable”. Incluso en el editorial de esa fecha Rangel todavía respaldaba las medidas del alcalde sobre saneamiento fiscal y acusaba al Concejo municipal de no apoyarlo en sus políticas. Para 1998, el déficit del municipio superaba los 1.500 millones de pesos (US $ 842.696,).
Ambiente de zozobra
Ospino fue suspendido de su cargo el 12 de noviembre de 1998 acusado por un rosario de irregularidades en la contratación pública. El alcalde fue elegido bajo el lema: Ahora sí le toca al pueblo.
Ospino sucedió en la alcaldía a Pablo Acuña Garcés. Llegó al cargo apoyado por los liberales Miguel Pinedo Vidal, senador de la República, y por Armando Pomárico, representante a la Cámara -suspendido por corrupción administrativa.
Pero la gestión administrativa de Ospino tampoco convenció a los banqueños quienes lo rechazaron debido a la mala prestación de los servicios públicos. Y es aquí cuando aparece Fernando Pisciotti, concejal en 1976, alcalde nombrado en 1984, alcalde elegido en 1988, representante a la Cámara en 1993 y, finalmente, alcalde encargado del Banco Magdalena en reemplazo de Ospino, cuando el 1 de febrero de 1999, lo suspenden nuevamente de su cargo, pero esta vez la orden fue dictada por la Procuraduría General de la Nación.
Pisciotti, también de la cuerda de los políticos liberales, entregó nuevamente la alcaldía a Ospino, cuando este concluyó el período de suspensión. Pero a su regreso, Ospino retiró de su cargo como directora de las Empresas Públicas a Nhora Ospino, una recomendada de Pisciotti.
Sin embargo, la situación de la alcaldía no mejoró. En marzo de 1999, las calles del pueblo empezaron a llenarse de grafittis alusivos al alcalde: “Fidias rata. Fidias asesino”. Fue entonces cuando un grupo de personalidades del pueblo se reunió para convocar a un paro. Entre ellos: Nhora Ospino, Luis Fernando Vanegas, Rosario Martínez, Hernando Rangel Moreno y el también periodista Gustavo Reyes, quien escribía una columna titulada “Cuando el Río Suena” con el seudónimo de El Escorpión, en las publicaciones de Rangel.
También se encontraban entre el grupo de organizadores: Elías Bolaños, Ramiro Morón, Alvaro Padilla, Argemiro Rojas y Jorge Beleño, entre otros.
Al tiempo que aparecían los grafitis contra el alcalde, los organizadores del paro recibían amenazas de diversa índole. A Nhora Ospino le tocó cambiar de residencia; a Argemiro Rojas, promotor de la manifestación y encargado de anunciar la fecha y hora del paro, lo persiguieron; a Gustavo Reyes lo acusaron de ser informante de la guerrilla y coincidencia o no, a Rangel lo asesinaron, .
La historia
A pesar del ambiente de zozobra por las diferencias políticas y por el accionar de los paramilitares y de la guerrilla en la zona, las costumbres en el pueblo no se vieron afectadas ese 11 de abril de 1999. Rangel, de 1.70 de estatura, trigueño, de cejas pobladas, pero separadas y de gafas, desayunó con pescado, hizo la siesta en el chinchorro y por la tarde estuvo en el kiosco Los Moralitos con varios amigos: Alvaro Padilla, Ramiro Morón y el personero del pueblo (responsable legal del lugar), Jorge Beleño.
Con la excusa de tomarse unas cervezas, se reunieron para ultimar detalles sobre el paro que organizaban para el día siguiente, 12 de abril. Iniciaron la tertulia alrededor de las 6 p.m..
Dos horas después, el alcalde Ospino llegó a Los Moralitos a buscar a Beleño, al que le advirtió que abandonara la organización del paro y le subrayó “vente para este lado, porque de lo contrario, marcas caravela”. El alcalde le reclamó a Beleño y lo sometió a un interrogatorio antes de regresarlo al puesto de venta. Le preguntó por qué su motocicleta estaba en la puerta de la casa de Pisciotti, a lo que Beleño respondió que la había prestado.
Terminadas las preguntas, Ospino dejó a Beleño en casa de Alvaro Padilla donde recogió su moto. Rangel estaba en la casa de Padilla. Allí pensaban observar una pelea de boxeo que transmitían esa noche. Sin embargo, Beleño no se quedó para ver el encuentro boxístico y abandonó el lugar sin que nadie supiera sobre la intimidación que sufrió esa noche. A las 12: 15 de esa misma noche, un hombre llegó a la casa de Padilla y disparó contra Rangel. El periodista murió al instante. Las balas le perforaron la laringe y la vena yugular.
Cerca de una hora antes, a las 11 de la noche, en otro barrio del Banco Magdalena, Jaime Pérez Ospino, chofer del alcalde, en compañía de tres personas y a bordo de un vehículo de la alcaldía, amenazó a Elías Bolaños, por organizar la protesta que nunca se realizó.
Pero el asesinato de Rangel no fue el único esa noche. Los paramilitares le pasaron “un cobro de cuentas” a otros tres ciudadanos, Suraya Namen, Lucco Beleño y Sai Namen.
Tras el crimen
El hombre elegido por los banqueños, Fidias Zeider Ospino resultó ser el mismo a quien el 7 de diciembre de 1999 la fiscalía ordenó capturar como principal sospechoso de ser el autor intelectual del asesinato de Rangel, y a quien un mes después, el 6 de enero del 2000, luego de ser escuchado en indagatoria, se le dictó medida de aseguramiento con detención preventiva
Todos, amigos y enemigos del alcalde, han dado sus versiones a la Fiscalía. Las declaraciones de los organizadores del paro señalan a Ospino como el autor intelectual del homicidio y así lo advirtió la Fiscalía cuando el 7 de diciembre de 1999, ocho meses después del asesinato, dictó una resolución de acusación contra el alcalde, quien se encontraba nuevamente suspendido de su cargo por irregularidades en contratación pública, en virtud de una medida de la Procuraduría General del 12 de octubre de 1999.
El ex alcalde estuvo recluido en un penal en la capital del Atlántico hasta el 10 de marzo del 2000 cuando fue dejado en libertad por falta de pruebas. El proceso llegó a la Fiscalía general en julio de 1999. Entre abril y julio fue manejado por el Fiscal seccional del Banco Magdalena, Oreste Sangregorio Gutiérrez y dos fiscales locales.
Gutiérrez fue acusado por la Fiscal del caso en Bogotá por mora en el proceso. Entre julio y noviembre, la esposa de Rangel contactó al vicepresidente de la SIP en Colombia, Enrique Santos Calderón, quien a su vez la puso en comunicación con el vicefiscal de la Nación, Jaime Córdoba Triviño. Este lo envió a la unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía a cargo de Pedro Díaz, quien colocó a una fiscal frente al caso.
El 10 de marzo del 2000 fue revocada la medida de aseguramiento contra Ospino, quien recobró la libertad y su cargo como alcalde del Banco Madgalena. Todo esto fue posible por el argumento de la defensa al señalar a la Fiscalía General que Pisciotti habría sacrificado la vida de su amigo periodista para inculpar al alcalde. El abogado del alcalde ha presentado como pruebas la relación del periodista con su cliente.
Sin embargo, Napoleón Rangel, hermano del periodista, y su esposa Nancy Blanquiset Gutiérrez, coinciden en que Hernando Rangel era enemigo de la administración de Ospino y que incluso fue uno de los organizadores del paro.
El alcalde ha dicho a la Fiscalía que a él lo unía una gran amistad con el periodista. Pero varios de los interrogados registran que años atrás, mientras Ospino trabajaba como médico en la población del Guamal, amenazó a Rangel. Los compañeros de Rangel denunciaron además que Pablo Acuña Garcés, el ex alcalde y amigo de Ospino, golpeó al periodista en años atrás para castigarlo por sus denuncias en el periódico.
Versiones que han sido confirmadas por la esposa de Rangel, a quien antes de su muerte le contó que los Acuña habían estado reunidos con paramilitares Pailitas y Tamalameque en el César y que temía por la vida de Pisciotti. Pero, no fue a Pisciotti al que mataron.
Pisciotti y Rangel tenían una relación de amistad que se profundizó a decir de los demás organizadores del paro, cuando el periodista decide hacer de secretario de todas las reuniones organizativas del paro que se hicieron en casa de Pisciotti.
Un mes después de haber puesto en libertad a Fidias Zeider Ospino, la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía, preparaba una misión al Banco Magdalena para racabar nuevas pruebas.

Fuente original: http://www.sipiapa.org/casosimpunidad/detalles-del-caso-hernando-rangel-moreno/

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